Han pasado poco más de dos semanas desde que las lluvias más intensas de los últimos años golpearon a la Sierra Norte de Puebla. Desde entonces, más de 60 mil personas han recibido apoyo médico, alimentación, atención social e infraestructura emergente para recuperar el acceso a sus comunidades.
Desde el primer día, equipos operativos, personal de salud, fuerza civil y voluntariado se han mantenido en la zona, recorriendo municipios como Huauchinango, Xicotepec, Pahuatlán, Tlacuilotepec, Francisco Z. Mena y Tenampulco. El trabajo se ha centrado no solo en responder a la emergencia, sino en garantizar que nadie quede aislado: de las 77 comunidades que permanecían incomunicadas al inicio del desastre, todas han recuperado ya su acceso terrestre gracias al despliegue simultáneo de más de 130 unidades de maquinaria pesada.

Las brigadas de salud —integradas por casi mil profesionales— han recorrido 39 localidades ofreciendo atención médica, vacunación preventiva y control sanitario para evitar brotes de enfermedades. Al mismo tiempo, se activó el Censo de Bienestar, que identificó a más de 10 mil familias para recibir apoyos directos en la reconstrucción de sus hogares y medios de vida.
Las tareas en campo también incluyen el dragado de ríos, la reparación de puentes, el reforzamiento de carreteras y medidas de protección para prevenir nuevas afectaciones. Mientras tanto, el DIF Estatal, con apoyo ciudadano y empresarial, ha enviado más de 40 camiones cargados con víveres, insumos de limpieza y herramientas para quienes perdieron todo.
La región pasó del auxilio inmediato a la reconstrucción organizada. Las comunidades, autoridades operativas y cuerpos de apoyo avanzan lado a lado con una convicción compartida: que nadie enfrente esta tragedia en soledad.
Hoy, a 17 días del desastre, la Sierra Norte no está terminando una historia de tragedia, sino escribiendo una de resistencia, esperanza y trabajo colectivo.







