Con una pala, una brocha y 200 árboles como herramientas, el parque cultural La Carmela vivió una transformación más que estética: fue una jornada de comunidad, memoria y cariño por la tierra.
El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, encabezó la faena comunitaria número 22, no desde un estrado, sino desde el suelo: pintando guarniciones, plantando árboles y saludando a quienes, como él, creen que recuperar espacios también es sembrar futuro.
“Me encanta que me digan gobernador jardinero, pintor o desbrozador. Me emociona porque soy un amante de la naturaleza. A mí me educaron así, haciendo faena, siendo útil y agradecido”, compartió Armenta mientras aplicaba pintura bajo el sol de la mañana.
La Carmela, ubicada en San Isidro Castillotla, fue durante años una vieja hidroeléctrica olvidada. Hoy, comienza a convertirse en un centro cultural vibrante, gracias al impulso vecinal y a jornadas de trabajo conjunto como la de este fin de semana, donde participaron funcionarios, jóvenes, trabajadores operativos y vecinos que llevan años gestionando su recuperación.

La jornada tuvo más de un momento entrañable. Desde el reencuentro del gobernador con antiguos compañeros de hace 30 años, hasta la reforestación colectiva liderada por la Secretaría de Medio Ambiente, que donó 200 árboles con el objetivo de aprovechar la temporada de lluvias.
“La indicación es clara: que crezcan, que vivan, que den sombra y futuro”, dijo Israel Pacheco, uno de los coordinadores de la faena.
Entre quienes se sumaron al esfuerzo también estuvo la científica Mónica Ortiz Álvarez, especialista en astrobiología y robótica, quien visitó Puebla para conocer iniciativas comunitarias con enfoque ambiental y cultural.
Durante la jornada, los vecinos recordaron que desde 2022 solicitaron el rescate del parque, sin respuesta hasta ahora. Hoy, celebran que su voz haya sido escuchada con acciones concretas y que el espacio comience a tomar forma como un lugar seguro y alegre para niñas, niños y adolescentes.
“Las faenas también son motivo de fiesta”, dijo Armenta al agradecer, uno a uno, a los trabajadores que dieron forma y color a este rincón del sur de la capital.