El impacto del uso de la tecnología en niñas, niños y adolescentes

Hablar del uso de la tecnología en la infancia y adolescencia implica reconocer los múltiples efectos que esta tiene en el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes. En los últimos años, nuestra sociedad ha atravesado cambios profundos que han transformado la dinámica cotidiana, especialmente a partir de la digitalización acelerada. Aunque los adultos han logrado adaptarse con mayor flexibilidad gracias a su madurez y capacidad de decisión, los menores de edad requieren un acompañamiento constante para integrar estas herramientas de forma saludable.

En muchos casos, dispositivos como el celular, la tableta, la computadora o los videojuegos han dejado de ser solo herramientas de aprendizaje o entretenimiento, para convertirse en medios de evasión o incluso en “niñeras digitales”, ofrecidas por cuidadores con la intención de mantenerlos ocupados. Sin embargo, el uso excesivo y sin supervisión ha provocado consecuencias negativas que hoy se reflejan en su estabilidad emocional y física.

Entre las secuelas más frecuentes se encuentran: alteraciones del sueño, trastornos alimenticios, crisis de ansiedad, dificultad para socializar, retraimiento, desinterés por la actividad física, descuido en el autocuidado, problemas de salud relacionados con el sedentarismo, e incluso síntomas de abstinencia cuando se restringe el uso tecnológico. Estos últimos pueden manifestarse como irritabilidad, cambios de humor, dificultad para concentrarse, insomnio, dolores de cabeza o ansiedad durante las jornadas escolares, en las que se requiere atención, socialización, cumplimiento de reglas y tolerancia a la frustración.

Cuando el uso de la tecnología cruza la línea del hábito para convertirse en dependencia o adicción, es fundamental que madres, padres y cuidadores estén atentos y actúen a tiempo. El acompañamiento adulto es clave para establecer límites saludables, fomentar hábitos positivos y, en caso necesario, buscar apoyo profesional. Reconocer estos signos a tiempo puede marcar la diferencia en el desarrollo emocional, social y educativo de niñas, niños y adolescentes.

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