Puebla está escribiendo una nueva historia. Una donde las calles se pavimentan con esfuerzo comunitario, donde el campo florece con herramientas en lugar de promesas, y donde la seguridad no es solo vigilancia, sino confianza que regresa a los barrios y caminos del estado.
Desde caminos rurales que ahora conectan familias, hasta puentes que reducen trayectos de una hora a un minuto, las acciones en infraestructura avanzan con paso firme. “Puebla es la gran obra”, ha dicho el gobernador Alejandro Armenta, al destacar que lo importante no es solo construir, sino hacerlo con sentido de comunidad y beneficio directo para quienes más lo necesitan.
Las más de 170 calles rehabilitadas, la recuperación de tramos estratégicos como la recta a Cholula y el uso inteligente de recursos —como maquinaria propia y materiales obtenidos tras el combate al robo de hidrocarburos— marcan una nueva era de eficiencia pública. No hay espectáculos, hay resultados.

El puente San Baltazar Tetela–Los Ángeles Tetela, por ejemplo, no es solo una estructura de concreto: es una vía que puede salvar vidas, permitiendo un acceso ágil ante emergencias médicas o fenómenos naturales.
En el campo, los números también hablan: más de 3,800 hectáreas han sido trabajadas con apoyo técnico, maquinaria y módulos que acercan tecnología a manos campesinas. Esto ha generado un ahorro superior a los 26 millones de pesos para las familias productoras. María, una agricultora de Tlatlauquitepec, cuenta que gracias al módulo en su región pudo sembrar a tiempo, sin depender de rentas o esperar semanas para tener acceso a un tractor. “Volvimos a confiar en la tierra”, dice.
La seguridad, por su parte, se refuerza con visión tecnológica y humana. A las 150 unidades y 13 torres móviles existentes, se sumarán 50 nuevas con tecnología de punta —lectores de rostro, placas y drones conectados al C5i—. Además, el plan de instalar 100 cámaras más en puntos clave y otras 100 alarmas vecinales refuerza los Comités de Paz como redes de cuidado mutuo.
“Porque el verdadero significado de la seguridad para el campo es que nadie tenga que abandonar sus tierras por falta de oportunidades”, afirmó el gobernador Armenta, al señalar que cada semilla sembrada debe traducirse en alimento, ingresos y tranquilidad.
Hoy, Puebla no sólo construye calles y cosechas: construye vínculos, puentes, comunidad. Y esa, quizá, es la obra más grande de todas.