En cada rincón de Puebla, desde las sierras hasta la mixteca, las calles, escuelas, mercados y casas de salud comienzan a llenarse de movimiento. No es casualidad: este año se ejecutarán más de 4 mil 500 obras comunitarias, una cifra sin precedentes que promete dejar huella en la vida diaria de miles de familias.
“Nunca antes se habían asignado tantos recursos para obra comunitaria”, expresó el gobernador Alejandro Armenta, al resaltar que la inversión supera los mil millones de pesos. El objetivo es claro: impulsar proyectos decididos junto con la gente, para que las mejoras respondan a necesidades reales.
Los beneficios van más allá de la infraestructura urbana. Carreteras rehabilitadas, módulos de maquinaria, tractores y tecnología agrícola también forman parte de esta visión integral, donde una obra puede significar desde un puente hasta la modernización de un cultivo.
Para Verónica Vergara, tesorera de la comunidad de Petlalcingo, estos apoyos se traducen en acciones concretas: “Podremos adquirir mobiliario para la casa de salud y mejorar la atención que reciben nuestros habitantes”.
En suma, esta inversión no solo mejora el entorno físico, sino que fortalece el tejido social. En Puebla, las obras no se quedan en el cemento: se convierten en historias de bienestar compartido y de comunidades que crecen con orgullo y esperanza.