En la comunidad de Cacaloxúchitl, algo más que sudor y herramientas se compartió durante la Faena Comunitaria No. 21: se tejió un mensaje claro de unidad, igualdad y servicio.
Bajo el sol y entre palas, vecinos y autoridades unieron esfuerzos para transformar el entorno, pero también para reivindicar una manera diferente de gobernar: sin trajes, sin distancias, sin jerarquías.

“El gobernador y los presidentes municipales no deben actuar como emperadores ni virreyes. Somos iguales, gobernar implica trabajar con la gente, no por encima de ella”, expresó Alejandro Armenta mientras cargaba piedras junto a las y los habitantes de Huaquechula.
Esta jornada de trabajo colectivo rescató no solo una práctica ancestral, sino una filosofía de servicio: la autoridad sirve, no se impone; escucha, no ordena.
La faena no es solo limpieza ni rehabilitación de espacios. Es una forma de hacer comunidad, de tender puentes entre las decisiones de escritorio y las realidades del territorio. Es, en palabras sencillas, una muestra de que en Puebla el gobierno se arremanga la camisa y se ensucia los zapatos.
A través de estas acciones, el estado reafirma su compromiso con una administración cercana, donde el poder no se eleva, sino se comparte. Porque en Puebla, el trabajo se hace de la mano de su gente.