Una libreta, una mochila y muchas historias: así se vive la aventura de los Viajes Inolvidables

Más de 360 estudiantes poblanos descubren su propio estado a través del turismo con sentido

No hay mejor aula que un volcán de fondo o una iglesia con siglos de historia. Así lo vivieron este fin de semana 365 estudiantes y 39 docentes que dejaron por un momento los pupitres para convertirse en exploradores de su propio estado, gracias al programa Viajes Inolvidables, una iniciativa que transforma el turismo en aprendizaje y pertenencia.

Desde la capital poblana hasta rincones como San Pedro Cholula, Chiautzingo o Atzitzintla, niñas y niños de secundaria caminaron por senderos naturales, admiraron arquitectura ancestral y se dejaron sorprender por museos que antes solo conocían en libros.

“Conocer Puebla es también aprender a quererla”, expresó el gobernador Alejandro Armenta, convencido de que el turismo no solo mueve economías, sino también corazones.

En esta sexta edición del programa, las rutas se tejieron entre historia, ciencia y tradición: desde la antigua estación del tren en Cañada de Morelos, hasta la energía del viento en el Parque Eólico Pier IV; del pasado en el Museo de la Evolución, al presente vivo en las calles coloridas de Cholula.

Para muchos, fue la primera vez que salieron de su comunidad. Para todos, fue un encuentro con la identidad, con las raíces y con el orgullo de ser poblanos. “Yo no sabía que aquí había un museo tan grande. Me dan ganas de venir con mi familia”, contó Uriel, estudiante de telesecundaria, con los ojos aún asombrados por los dinosaurios a escala real.

Más allá de un paseo, Viajes Inolvidables es una invitación a descubrir que el turismo puede ser solidario, educativo y transformador. Es también una forma de sembrar memoria y respeto por el entorno.

Esta experiencia se suma a otras acciones como el Pasaporte Turístico, que ofrece actividades desde mayo hasta diciembre para todas las edades, con la meta de que las y los poblanos se reconecten con sus tradiciones… y también con su futuro.

En cada fotografía que se llevaron de recuerdo, va una promesa: volver a esos lugares con la familia, hablar de ellos con amigos y seguir aprendiendo, más allá del aula.

Porque cuando una generación conoce y valora su tierra, florece una Puebla que camina con pasos firmes hacia adelante.

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