Valeria Márquez tenía 23 años y muchos sueños. Dueña de su propio salón de belleza, creadora de contenido en TikTok e Instagram, y con una comunidad creciente que la seguía por su carisma y estilo, transmitía como tantas veces desde su lugar de trabajo en Zapopan, Jalisco… sin saber que ese martes 13 de mayo sería su última conexión.
Un hombre, disfrazado de repartidor, ingresó a su estética. Preguntó por ella, y al recibir la confirmación, disparó. Valeria fue asesinada en su espacio, en su rutina, frente a su comunidad. El hecho, que ha estremecido tanto a sus seguidores como a la sociedad en general, no sólo refleja la violencia que atraviesa a México, sino también la vulnerabilidad de quienes viven, trabajan o comparten su vida en espacios digitales.
El crimen ocurrió en Plaza Santa María, en el establecimiento “Blossom The Beauty Lounge”, que presuntamente era de su propiedad. La Fiscalía de Jalisco ya realiza las investigaciones correspondientes.
Minutos antes del ataque, Valeria bromeaba en otro video con una frase que hoy resulta dolorosamente simbólica: “pensé que me iban a matar”, dijo entre risas, sin imaginar lo que vendría después.
Hoy, su cuenta quedó en silencio, pero sus seguidores siguen dejando mensajes de amor, indignación y memoria. Porque más allá de los números y las redes, Valeria era una joven con ilusiones, y su historia nos recuerda la urgencia de vivir en un país donde nadie tema por su vida mientras trabaja, ríe o sueña.
Desde aquí, nuestro respeto a su memoria y nuestro abrazo a su familia.